sábado, 19 de agosto de 2017

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FE Y DIÁLOGO
Después de leer el evangelio de la mujer cananea y escuchar la alabanza de Jesús “Mujer ¡qué grande es tu fe!”, todos sentimos una interpelante llamada a examinar el nivel, compromiso y vivencia de nuestra fe cristiana. Porque la mujer cananca, pagana, al pedir la curación de su hija, se convierte en ejemplo y modelo de confianza en el Señor.

A todos conmueve la profundidad y constancia de la cananea, que manifiesta una creciente actitud y testimonio de fe en Jesús; primero le reconoce como Señor e Hijo de David, después le suplica compasión y pide socorro, para finalmente mendigar ser aceptada en “la casa del amo” corno un perrito que come las migajas que caen de la mesa.

Al conceder Jesús la curación de la hija de la mujer pagana,no solo afirma el gran principio revolucionario de que la salvación va no es resultado de la simple pertenencia a la raza de Abrahán, sino también la capacidad de creer en Jesús como el Señor. Viendo este comportamiento de Cristo y apoyados en él, los apóstoles se lanzan a la conquista del mundo pagano, dando la primacía de la salvación a la fe, como adhesión a Cristo, Palabra de salvación que Dios ha dicho en favor de todos los hombres.

Junto al tema de la fe, en este domingo sobresale el tema del diálogo con otras religiones. El mensaje cristiano es amor y respeto a todo hombre, no es elitista ni racista, está abierto a todos los valores de la humanidad, evitando los escollos del rigorismo integrista y del sincretismo indiferente.

El diálogo que provoca el mensaje cristiano supone paciencia y espera, reconociendo que los tiempos y los caminos de Dios a veces no son coincidentes con nosotros y nuestras impaciencias. Y es búsqueda amorosa y constante signo de humildad y de apertura interior, que permite reconocer a los otros como compañeros de viaje, si no es posible que sean compañeros de habitación.

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