jueves, 9 de marzo de 2017

Saludo a los fieles de la Diócesis de nuestro Obispo don José Luis Retana Gozalo

JOSE LUIS RETANA 11

Ávila, 9 de marzo de 2017
Queridos fieles de la diócesis de Plasencia: mi primer saludo entrañable es para todos vosotros, que os puse en mi corazón desde el instante en que el Señor Nuncio me comunicó la noticia de que iba a ser vuestro Obispo. No me ha sido muy difícil; don Felipe Fernández. un Obispo surgido del presbiterio placentino me ordenó sacerdote, y para un sacerdote nacido en el Valle del Tiétar la diócesis de Plasencia no sólo es tierra colindante, sino hermana.
Siento que llego a “una Iglesia de cristianos adultos”, como os decía don Amadeo en su despedida. Voy a vosotros sin ninguna pretensión personal. Deseo continuar con la fructífera labor realizada en la diócesis por mis predecesores don Carlos y don Amadeo, a los que envío un recuerdo agradecido, y en comunión con los obispos de la Provincia Eclesiástica Emeritense-Pacense, a los que saludo también entrañablemente.
Doy gracias a Dios por la paciencia y la enorme bondad que ha tenido conmigo. Agradezco el don de mi vida, mi vida de fe aprendida en el seno de mi familia y en la parroquia de mi pueblo de origen y mi ministerio sacerdotal, que os ofrezco para intentar transmitir juntos la alegría de la fe. Agradezco a mi Diócesis de Ávila su acogida, la amistad de sus sacerdotes, el afecto de mi querida parroquia de San Pedro Bautista y a sus obispos la confianza que siempre me han dispensado.
Agradezco al Papa Francisco la confianza que supone enviarme a vosotros como pastor. Espero que me recibáis con el afecto con el que yo voy a vosotros. Confío en vuestra acogida y cuento con vuestra colaboración para iniciar unidos la misión que el Santo Padre me ha confiado. Me tendréis que enseñar a realizar bien una tarea que me sobrepasa y que me hace experimentar una profunda desproporción entre lo que soy y lo que se me pide. Iré a vosotros como un padre y como un hermano, pero también con alma de discípulo para conoceros mejor y amaros profundamente. Espero que la gracia del Señor pueda suplir mis deficiencias y limitaciones.
Doy gracias en nombre propio y, seguro que también en nombre de toda nuestra diócesis de Plasencia a don Francisco Rico Bayo que, como hermano mayor, ha cuidado a la familia en ausencia del padre. Y al Colegio de Consultores.
Saludo de modo muy especial a los sacerdotes, mis íntimos colaboradores. Os necesito. Sin vuestra ayuda no podría llevar adelante mi ministerio entre vosotros. Agradezco vuestro inmenso y fiel trabajo pastoral y el testimonio de vuestras vidas entregadas al servicio del Evangelio. Quiero ponerme a vuestra entera disposición para que contéis conmigo siempre. A la vez yo confío en vuestra colaboración para que, juntos, podamos cumplir la tarea que la Iglesia nos ha encomendado.
Pongo nuestra tarea de pastoreo ante la oración de tantas personas consagradas, que mantendrán ante el Señor nuestros desvelos pastorales. Espero de todos que seáis fieles a vuestros respectivos carismas, que tanto enriquecen la Iglesia diocesana. Las contemplativas sostendréis con vuestras plegarias el trabajo de nuestra diócesis. Saludo entrañablemente a los seminaristas, a los que querré de modo especial por mi historia personal como Rector en el Seminario de Ávila.
La iglesia de Plasencia necesita vuestra generosa colaboración, queridos laicos. Cuento con vosotros queridos jóvenes; no os conforméis con menos que Cristo. Saludo a las familias, ancianos, enfermos, y de modo especial a todos los que están, con su dolor y sufrimiento, unidos a la Cruz de Cristo. Sin olvidar a los que padecen la angustia de la falta de trabajo. Procuraré cuidar de modo especial a los más necesitados.
Saludo respetuosamente a todas las autoridades de la sociedad civil. Tendréis siempre mi disponibilidad y colaboración para construir juntos una sociedad más justa, en la que la persona sea el centro de nuestros desvelos y pueda crecer en dignidad.
Ayudadme entre todos a ser un buen Obispo, a configurarme cada día más con Cristo, cabeza y pastor, a tener sus mismos sentimientos. Yo le he dicho ya al Señor, con vuestros rostros, por ahora desconocidos, delante: “Ignoro por qué razón me elegiste; tú solo lo sabes…purifica mi corazón y mi mente…pon tus palabras en mis labios…apaciéntame, Señor, y apacienta Tú conmigo…para que mis obras se realicen según tu voluntad hasta el último momento” (de la Declaración de la fe de san Juan Damasceno).
Vengo a vosotros con una actitud de servicio. Cuento con todos para, en la amistad con Cristo, vivir nuestra fe y comunicarla a todos los hombres y mujeres de la diócesis de Plasencia. ¡Ánimo a todos! Trabajaremos unidos, conscientes de que esta tarea la lleva Otro más grande, que nos prometió no dejarnos nunca solos.
Desde ahora mismo pongo mi ministerio pastoral bajo la protección de San Fulgencio y Santa Florentina, patronos de nuestra diócesis y de María, bajo la advocación de la Virgen de Sonsoles y Virgen del Puerto, para que lo cuide y redunde en bien de esta querida diócesis de Plasencia. Pedid por mí, como yo lo hago por vosotros.
Con mi afecto y bendición.

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